8 dic 2015

New Generations #001. La Escuela abre sus puertas

Una hermosa mujer de tez bronceada, cabello azabache y ojos oscuros, vestida con un mono negro ceñido al cuerpo, golpeó con fuerza el escritorio frente al que estaba sentada. Parecía realmente molesta, y su acompañante, un hombre de recortado cabello castaño, ojos almendrados, gafas de montura negra y ropa formal, suspiró al darse cuenta de ello.

—Directora Hill… —trató de razonar con ella el pobre diablo—, le ruego que comprenda la situación. Aunque a mí mismo me cuesta admitirlo, esta escuela es una gran iniciativa. Además, hemos recibido varias docenas de solicitudes de ingreso sólo para nuestra primera promoción de alumnos. ¿Sugiere que abandonemos a todos esos chicos a su suerte?

La aludida arqueó una ceja.

—No. Pretendo cerrar una institución de superhumanos creada sin la autorización de S.H.I.E.L.D.
El otro se encogió de hombros.

—En ese caso, háblalo con el verdadero artífice de todo esto: Anthony Stark. Yo no soy nada más que un mandado.

La directora de S.H.I.E.L.D. contempló momentáneamente la placa sobre el escritorio.

—“Director Robert Bruce Banner” —leyó en voz alta—. Hasta donde yo sé, el director es el máximo responsable de una institución.

Bruce sonrió.

—Dime, María… Como directora de S.H.I.E.L.D., ¿eres tú la que toma todas las decisiones, o dependes del Gobierno de los Estados Unidos, que son quienes os financian?
La morena tragó saliva pesadamente.

—Es cierto que tenemos cierta dependencia del Estado, pero…

—Pues para esta escuela es lo mismo —la interrumpió con voz tajante—. La única diferencia es que, como institución privada, no dependemos del Gobierno, sino de la compañía que nos financia, que en este caso es Industrias Stark. ¿Algo que objetar, señorita?

La aludida se mordió el labio, y, no sin dedicarle a Banner una mirada amenazante, se retiró de la sala.

Una vez María Hill abandonó el despacho, el director suspiró con alivio. Si Tony Stark no le hubiera dicho cómo tenía actuar en el caso de que a S.H.I.E.L.D. se le ocurriera intervenir con su iniciativa, le habría sido imposible manejar una conversación con María Hill. Aún así, era todo un manojo de nervios. Si le costaba lidiar con una sola mujer humana, por muy agente especial del Gobierno que fuera, no se imaginaba siendo la máxima autoridad en un edificio lleno de superhumanos en la etapa más rebelde de su vida.

Al que solían llamar Hulk suspiró de nuevo. Llevaba apenas media hora siendo director de instituto, y ya se arrepentía de su decisión. Maldijo a Stark y a su poder de convicción por trigésimo quinta vez en diez minutos, y apretó el botón de encendido del micrófono de su escritorio. Una leve musiquita le informó de que ya estaba conectado con toda la megafonía del edificio, por lo que se dispuso a hablar:

—Alumnos y alumnas, sean todos bienvenidos a la Academia para Jóvenes Superhumanos Anthony Stark—se atragantó ligeramente al pronunciar el nombre de la escuela—. Por favor, la junta directiva les ruega que acudan al salón de actos para escuchar el discurso de bienvenida. Gracias por su atención.

Banner separó su dedo del micrófono, suspiró una vez más y, sacando del cajón del escritorio unos cuantos papeles, se dirigió al salón de actos para dar el dichoso discurso.

Mick respiró profundamente. El aire estaba seco y caliente, todo lo contrario a lo que habría preferido. Se encogió de hombros, restándole importancia. Introdujo sus manos en los bolsillos de sus pantalones, y se dispuso a caminar hacia el interior de la escuela. Sin embargo, después de dar un par de pasos, algo impactó contra su cara, haciendo que sus gafas de montura rectangular cayeran al suelo. Él se agachó para recogerlas, y comprobó que no se hubieran roto. Después, dirigió su mirada al objeto que le había golpeado: una esfera redonda de color anaranjado.

—¡Eh, friki! —escuchó que decían a su derecha.

El chico miró a la dirección de la que provenía la voz. Un joven de cabello negro y tez oscura trataba de llamarle la atención, saludándole con la mano. Mick se paró un momento a mirar su reflejo en uno de los cristales del edificio.

Era un adolescente de cabello rubio, recortado en un peinado pseudo-militar, y profundos y oscuros ojos azules, que recordaban a fosas marinas. Medía alrededor de 1,85 metros, lo que, en teoría, debería darle un aspecto imponente. Sin embargo, su ropa, una camisa de cuadros marrones y verdes, y un pantalón recto de mezclilla, le daban un aspecto que podía, efectivamente, definirse con la palabra “friki”.

El chico suspiró. No había nada que odiara más que los estereotipos. La gente juzgaba a los demás constantemente por su aspecto o por la primera impresión que les diera. En resumen, las personas tendían a ser prejuiciosas. Y Mick detestaba los prejuicios.

Se acercó a la cancha de baloncesto desde donde le habían llamado con paso relajado y el balón bajo el brazo izquierdo. Cuando llegó frente al chico que le había gritado, comprendió el porqué de que su estatura no le intimidara en lo más mínimo: él debía medir, como mínimo, ciento noventa centímetros.

El joven afroamericano extendió su mano, a la espera de que le tendiera el balón. Mick sonrió para sus adentros. Colocó la pelota sobre su frente y, dando un ligero salto, lo lanzó hacia la canasta que tenía enfrente. La pelota pasó casi rozando la cabeza del chico de pelo negro, realizó una parábola y se introdujo en la red sin siquiera rozar el aro el tablero. Un tiro perfecto de tres puntos.

Dejando totalmente boquiabiertos a todos los que lo habían tachado de “friki”, Mick se dio la vuelta y, sin acelerar su paso en lo más mínimo, atravesó el umbral de la puerta de la Academia Anthony Stark.

Sin embargo, no se dio cuenta de que, desde la sombra, un hombre, también de cabello rubio, le observaba con cierta atención. María Hill, la mujer que había estado discutiendo con el director Banner, se le acercó.

—¿Interesado en ese chico, Clint? —le preguntó— Tiene buena puntería.

El aludido se rió ligeramente.

—Directora, debería entrenarse un poco en lo que a observación se refiere —la aludida parecía sorprendida—. Escuche, no me llaman Ojo de Halcón por nada, ¿de acuerdo? Pude ver perfectamente que el tiro de ese chico no ha sido mera puntería.

—¿A qué se refiere?

Clint Barton sonrió socarronamente.

—¿No se dio cuenta? Su mano desapareció en cuanto soltó el balón.

Bruce se ajustó su corbata. Estaba nervioso, eso era innegable. Había pasado tantos años siendo una máquina verde de destrucción que prácticamente había olvidado qué era aquello de socializar o comunicarse con la gente. Y ahora tenía que dar un discurso delante de casi cincuenta personas. A su lado, T’Challa trataba de darle ánimo.

—Tranquilo, no es tan difícil —insistía el rey de Wakanda—.  Está todo en el papel, tú sólo tienes que leerlo.

—No todos lideramos países enteros, amigo —se quejó Banner—. No creo que pueda dar el discurso sin quedar como un torpe de alguna manera.

—No seas tan pesimista, director —le animó el Capitán Bretaña—. Nos tienes aquí a Pantera Negra y a mí para apoyarte. Tú sólo di lo que tengas que decir.

Bruce suspiró de nuevo.

—De acuerdo… Listo o no, allá voy.

El castaño atravesó el telón del salón de actos con paso nervioso. Cogió aire, tragó saliva y, sustituyendo su caminar por uno más seguro y decidido, se acercó al micrófono.
Tosió y comenzó a hablar.

—Queridos alumnos… —comenzó a decir, pero algo le interrumpió.

De repente, varias grietas se formaron en el techo, grietas que no tardaron en formar agujeros, y agujeros que se acabaron volviendo un boquete del tamaño de una persona.

De un modo u otro, Bruce ya se esperaba que eso iba a ocurrir, pero aún así, no pudo evitar que sus facciones se torcieran en una expresión de sorpresa.

Del agujero descendió volando  una resplandeciente armadura de colores azul y plata. Era la Modelo 51, y la persona que estaba dentro era, como no podía ser de otra forma, el fundador de la escuela: Anthony Stark, mejor conocido como Iron Man.

—Perdón por interrumpir tu discurso, Bruce, pero no podía dejar pasar la oportunidad de presentarles mis respetos a los alumnos de nuestra escuela.

—Sabes perfectamente que quieres decir “mi escuela”, Stark —dijo Banner con una sonrisa irónica—. Además, lo único que buscas es promocionarte, ¿verdad?

El Vengador Dorado (ahora blanco) ignoró las acertadas palabras de su amigo.


—Estimados alumnos, me llena de orgullo y satisfacción saber que todos vosotros habéis decidido participar de esta humilde iniciativa —Bruce no pudo evitar reír disimuladamente al escuchar la palabra “humilde” salir del superhéroe con el ego más grande del mundo—. A decir verdad, me gustaría ser yo, como fundador y financiador de la escuela, quien dé el discurso de bienvenida en lugar del director, si es que a éste le parece bien , por supuesto.

—Adelante —concedió Bruce—. Ibas a hacerlo igual…

La metálica cabeza de Iron Man asintió y, en cuanto puso sus pies en el suelo, ésta desapareció en su espalda como si de un alienígena viscoso se tratase. Entonces, todos los presentes pudieron ver el rostro del hombre bajo la armadura: el genio, filántropo, multimillonario y públicamente reconocido superhéroe Anthony Edward Stark.

—Buenos días, jóvenes superhumanos. Supongo que ya me conoceréis, pero me presentaré igualmente: soy Iron Man. Y también soy Tony Stark. Soy un heraldo del bien, un héroe, un ex Vengador, y un superhumano. Sí, un superhumano. Al igual que vosotros. Y debéis saber que por ser mutantes, inhumanos u ostentar cualquier tipo de habilidad fuera de lo común no dejáis de ser humanos —Tony miró de reojo a sus compañeros a su espalda—. Por suerte o desgracia, me encuentro entre los que se graduaron como héroes sin haber aprobado esa asignatura, la de la “humanidad”.

Bruce se sorprendió ligeramente al escuchar al autoproclamado Iron Man Superior admitir eso. Sonrió un poco por dentro al pensar que quizá, y sólo quizá, esa era la señal de un cambio.
—Prosigue, Tony —le apuró T’Challa con un tono ligeramente amable.

El ingeniero no se lo pensó dos veces.

—Lo que trato de deciros, chicos, es que, en realidad, no me importa en qué decidáis convertiros cuando salgáis por estas puertas ya graduados. Me sentiría orgulloso si decidís convertiros en guardianes de los más débiles, pero no sentiré ningún tipo de odio o resentimiento hacia vosotros si decidís caminar por una senda más… oscura. Me es indiferente lo que decidáis hacer con vuestras vidas y vuestras habilidades, pero quiero que toméis una decisión. Estoy harto de ver a jóvenes extraordinarios ser marginados o repudiados por la sociedad. Estoy cansado de este país cuya bandera luce en su escudo nuestro querido Capitán América, este país que nos utiliza para lo que necesita y luego restringe nuestra libertad… —al ver que la gente comenzaba a murmurar, el filántropo decidió hacer énfasis en ciertos puntos— No os confundáis, aún creo que se requiere cierta regulación en lo que a superpoderes se refiere, pero también creo que la represión social que sufrimos hoy día es injusta. Y la causa de esa represión somos nosotros, nuestra propia indecisión. Constantemente nos debatimos en la delgada línea entre el bien y el mal, eso os lo digo por experiencia. Siempre fue así, y siempre lo será.

Todos los presentes comenzaron a susurrar entre ellos. Al parecer, el discurso de Stark había logrado despertar su curiosidad. Eran de sobra conocidas en todo el país las discutibles acciones que el antiguo miembro de los Vengadores había llevado a cabo en San Francisco. Que él mismo admitiera, en cierto modo, que había obrado mal, era algo que pareció impresionar de sobremanera a los alumnos y dejó gratamente sorprendidos a Bruce y el resto de los Illuminati presentes.

—Has cambiado, Tony… O al menos, estás cambiando —se alegró Bruce.

—Chicos, no es realmente importante el lado de la línea que escojáis, ni siquiera si escogéis alguno. Lo único que deseo es que los conozcáis todos: las ventajas y desventajas que supone ser superior a la media, las puertas que el mundo y la sociedad os abren y cierran por ello. Quiero que os convirtáis en unos adultos formados, con experiencia y conocimiento de la realidad en la que vivimos. Por eso fundé esta escuela. Por eso todos os invitamos a venir aquí —los labios del pelinegro se torcieron en una brillante, ancha y sincera sonrisa—. Espero sinceramente que tengáis una constructiva, divertida y provechosa vida escolar aquí, en la Academia para jóvenes Superhumanos  Anthony Stark. De nuevo, buenos días.

La armadura volvió a cubrir el cuerpo de su dueño y, alzando los brazos en forma de T, desapareció de la misma forma que apareció: volando a través del techo.

Bruce se dirigió, entonces, a los alumnos.

—En vista de que Tony ya lo ha dicho todo, os ruego que os dirijáis a vuestras respectivas aulas para conocer a vuestros profesores. Yo soy Bruce Banner, vuestro director. Actualmente, el mundo me conoce como Doc Green, pero supongo que os sonará más el nombre de Hulk. Siempre que necesitéis el apoyo de un adulto, os ruego que contéis con vuestros profesores y conmigo. Estaré casi siempre en mi despacho. Dicho esto, podéis retiraros.

Todos los alumnos obedecieron la indicación del director. Banner suspiró. Ese curso sería muy largo y cansado.

24 nov 2015

New Generations #000. Una reunión secreta

La mayoría de las personas que conocen a Anthony Stark saben perfectamente que su ego es más alto que la Torre de Babel. Si algún día construyera un rascacielos capaz de superar en tamaño a su autoestima, la hazaña lograda causaría que esta aumentara hasta superar, de nuevo, al edificio.

Vosotros, queridos lectores, probablemente os estéis preguntando por qué este humilde narrador está explicando eso. Me congratula aseguraros que la respuesta a vuestras dudas es bien sencilla.

Os lo explico porque, de hecho, lo hizo.

Y ahí estaba él, con su cabello negro, su traje de Cachemira y su pecho brillante, regodeándose ante sus compañeros del logro obtenido.

Cabe destacar que por "compañeros" no me refiero a los Vengadores, los héroes más poderosos del planeta. Tampoco estoy hablando de ejecutivos de Industrias Stark ni de socios comerciales. Hablo del grupo más selecto, cerrado y secreto de superhéroes del mundo. Un grupo cuyo nombre ha causado pánico y curiosidad a partes iguales a través de cada era de la historia.

Me refiero, por supuesto, de los Illuminati.

Y así, con los superhumanos más inteligentes del mundo reunidos, Tony procedió a explicar el porqué de la reunión.

—Amigos, ¿sabéis por qué os he hecho llamar?

—¿Para hablarnos sobre el último gran logro de tu imperio comercial? —preguntó Bruce Banner con un deje irónico en su voz.

—No, mi querido amigo con tendencias destructivas. Aunque me encantaría, hoy no estamos aquí para debatir con mi genialidad como tema central.

—¿No? Vaya, eso es nuevo —rodó los ojos Henry McCoy.

—Chicos, chicos... —trató de tranquilizarles Amadeus Cho— Si Tony dice que hoy no viene a regodearse, escuchémosle. Seguramente lo que nos tenga que decir es importante.

—Gracias, Cho. Compañeros, lo que tengo que comunicaros es que... He pensado que sería oportuno que fundásemos una nueva institución educativa para superhumanos.

La proposición resultó sorpresiva para muchos de los presentes. Rayo Negro arqueó las cejas en señal de interés, y T'Challa cruzó los brazos.

—Habla, Stark —ordenó este.

—A lo que me refiero es a que no podemos asegurarles a los chicos con superpoderes una educación adecuada si los ponemos en los mismos centros que sus compatriotas más... normales.

—El Instituto Jean Gray para Jóvenes Superdotados ya se encarga de eso —gruñó Bestia.

—Los X-Men sólo os encargáis de los mutantes, Hank —repuso Tony—. Hay más chicos con poderes allí fuera. Además, el Instituto no es un centro educativo per se, sino más bien un suplemento. Vuestros estudiantes acuden a otro centro a parte, ¿no es así?

—Estamos tratando de cambiar eso.

—Y, mientras tanto, docenas de jóvenes mutantes sufren de acoso escolar por pertenecer a una raza superior.

—Relájate, hombre lata, empiezas a hablar como Magneto —se mofó ligeramente el rey de Wakanda.

—Aún así, hay algo en lo que Tony tiene razón —intervino por primera vez Reed Richards—. Ni el Instituto Jean Gray ni la Academia Vengadores puede asegurarse una educación normal a los jóvenes con superpoderes.

—Permitidme que os recuerde que la última vez que vosotros dos estuvisteis de acuerdo en algo, causasteis una guerra civil —señaló Banner.

Mr. Fantástico pareció avergonzado por un instante.

—Aún así —insistió—, los chicos necesitan que les eduquen personas de su misma condición. Y no hablo de mutantes o Inhumanos, sino de personas que han sufrido la misma marginación social que ellos, sólo por sus poderes.

—Exacto —continuó el multimillonario—. Profesores que hayan pasado por lo mismo que ellos. Docentes que puedan entenderles. Eso es lo que esos chicos necesitan.

Rayo Negro parecía tener algo que decir.

—¿Y de dónde piensas sacar a esos docentes? ¿Y las instalaciones? —preguntó Amadeus, adivinado lo que el rey de los Inhumanos intentaba expresar.

El líder de los Illuminati sonrió.

—Ésta misma torre será el recinto escolar. Todo estará promocionado y financiado por Industrias Stark. Nosotros, como grupo, seremos sus fundadores oficiales y dueños. Con respecto al profesorado... Aquí tengo una lista bastante interesante.

Apretó un botón en su reloj, y frente a sus compañeros aparecieron pantallas digitales con varios nombres.

—¿¡Cómo!? —se sobresaltó Reed— ¿De verdad crees que él puede ser profesor?

Tony supuso a quién se refería, y sonrió.

—Claro, ¿por qué no? Tiene un doctorado.

—Y éste otro... ¿No es un villano? —preguntó Bestia.

—Bueno, siempre podemos tratar de reinsertarles en la sociedad, ¿no?

—¿”Les”? ¿Hay varios? —preguntó Pantera Negra.

—Mirad el último nombre de la lista.

—¿¡Qué!? —exclamaron todos.

—Tony, no podemos dejar que un tipo como este le de clases a futuros superhéroes.
El aludido sonrió.

—Son superhumanos, no superhéroes. Algunos serán héroes, otros tratarán de camuflarse entre la gente normal. Otros, se volverán criminales. Deben conocer el mundo que les rodea y el futuro que les espera. Y forjárselo por sí mismos.

—Personalmente, hay algo que me preocupa más que los profesores —intervino el álter ego de Hulk.

—¿El qué? —preguntó el africano.

—La junta directiva —respondió—. Aquí hay cosas que no encajan.

—¿Qué tiene de malo que nosotros mismos nos ocupemos de dirigir la escuela?

—No, me refiero al papel de cada uno. Según esto, los tres firmantes en el acta de fundación serán Anthony Stark, Blackagar Boltagon y Henry McCoy, en representación de los humanos, los Inhumanos y los mutantes, respectivamente. Será un símbolo de hermandad entre especies que dará muy buena publicidad a la escuela.

—Y a mí —completó Tony.

—Sí, y a ti —suspiró Bruce—. Has asignado a Reed Richards el papel de jefe de estudios, a T'Challa y a Brian Braddock el de promotores internacionales de la iniciativa y a Amadeus Cho el de tutor de la primera promoción.

—Ajá —corroboró el presidente de Industrias Stark—. ¿Algún problema con eso?

—No, ninguno. Lo que me preocupa es la identidad del director.

—¿Por qué, Bruce? ¿No quieres ser el director de una escuela?

—¿Vas a asignarle la tarea de  y educar a un montón de adolescentes a alguien que se transforma en una máquina de destrucción verde en cuanto pierde la calma?

El  interpelado se encogió de hombros.

—Dije que también serviría como programa de reinserción social, ¿no?

—Es peligroso… —comentó el líder de los Cuatro Fantásticos.

—Y efectivo —refutó el Capitán Bretaña, interviniendo por primera vez en el debate.

—No veo por qué no hacerlo… —murmuró Henry— Quizá salga bien, y todo.

—Además, la mayoría de los profesores son héroes experimentados capaz de hacer frente a Hulk… ¿Qué puede pasar? —se despreocupó Tony.

Banner suspiró.

—Está bien… Tomaré el cargo. Pero no lo lamentéis después.

El magnate les dedicó a todos una sonrisa victoriosa.

—Entonces, está decidido… ¡Éste verano fundaremos la Escuela para Superhumanos Anthony Stark!

—De acuerdo —intervino Banner—, pero cámbiale el nombre, por favor.

Todos los congregados rieron con optimismo. La idea que su adinerado anfitrión había propuesto resultaba tentadora para todos y cada uno de ellos. Una escuela que reuniera a humanos, mutantes, inhumanos y todo tipo de personas extraordinarias, para que puedan estudiar y formarse rodeados de personas que les comprenden.

Sí, sin duda alguna, era una gran idea. Con todo, y a pesar de ello, muchos de los presentes guardaban en lo más profundo de sus poderosos corazones un incómodo sentimiento de temor e inseguridad.

15 nov 2015

Queridos Alumnos y Alumnas: Bienvenidos a nuestra escuela.

He aquí nuestra declaración de intenciones, Verdaderos Creyentes:

El proyecto New Generations (New Gens para los amigos) comienza cuando a un loco se le ocurre una idea: "Nos gusta Marvel, nos gusta escribir. ¿Por qué no creamos nuestros propios personajes y los metemos en una historia relacionada con nuestro amado multiverso?". A esta idea se juntaron un rubiales con gafas y un tío con más telarañas en la cabeza que pelo marrón. Creamos cada uno un personaje y los metimos en una escuela para que aprendieran algo. A esos personajes se les unieron más y más a medida que pasaba el tiempo y acabamos teniendo un grupo bastante decente de alumnos que se encontraban inertes en nuestras cabecitas impacientes por salir y contar su historia. Y poco a poco la cosa fue tomando forma hasta llegar a lo que pretende ser hoy en día: un FanFic verosímil incrustado en el tejido de la realidad marvelita.

¿Qué vamos a poder leer en este blog?

Pues básicamente cómo los héroes más inteligentes del planeta reúnen a las futuras promesas con poderes para poder darles una educación que no podrían darle en un centro normal, debido a la aún presente xenofobia por los mutantes y los complejos que pueda darles a los Inhumanos cuyos poderes se manifiesten físicamente, por no hablar del miedo y rechazo que puede provocar un crío salido de un accidente científico al resto de los chicos de su clase. No buscamos hacerles héroes. Evidentemente tampoco villanos. Eso se lo dejamos a su elección. Lo que queríamos era que unos chicos vistos como distintos por el resto del mundo pudieran desarrollarse como personas junto a sus iguales bajo la tutela de unos profesores capaces de controlarlos. Este último papel se lo asignaremos a los héroes ya existentes salidos de las páginas de los cómics de los últimos 75 años. Esperamos verdaderamente que os guste.

>> La historia que leeréis en esta página comienza un tiempo antes de las Secret Wars de este año 2015, de manera que todo tendrá lugar en la Tierra-616. Ya abordaremos el tema de cómo introducir nuestros personajes en un evento de tales proporciones con el tiempo, viendo cómo termina la guerra y la situación del universo Marvel después de lo que está pasando. Gracias por vuestra comprensión.

¿Y se puede saber quienes sois?

Pues somos tres chicos inexpertos que sólo pretenden emular a los grandes escritores del cómic y llegarles al menos a la suela del zapato (esperamos que no vayan descalzos). Somos el diminuto amigo de las hormigas, Un Loco Más; el rubio con el puño mas duro que el hierro, Flomonork; y vuestro amigo y vecino que vive al final de Ingram Street. Juntos daremos forma a los personajes y escribiremos las historias. 

Hablando de las historias: el blog estará organizado de manera que habrá una serie principal en la que se desarrollara las aventuras y desventuras del conjunto de todos el alumnado en sí, y aparte también se desarrollarán series de personajes independientes. La colección principal será escrita por los tres, dividiéndonos el trabajo entre todos, mientras que cada uno escribirá las historias de los personajes que haya creado él mismo, ya que, aunque la idea es comunal, los personajes fueron creados individualmente por cada uno y revisado y apoyado por los otros dos. De todas maneras, de momento solo escribiremos pocas colecciones independientes, ya que somos estudiantes, y ya sabéis como es eso.

¿Y podemos participar los lectores?

Por supuesto que sí. Al igual que nosotros, también podréis crear vuestros propios personajes que saldrán en la serie principal con el tiempo haciendo cameos o apareciendo asiduamente según la trama lo requiera. Al final de cada historia pondremos la ficha de cada personaje creado por un lector y le reconoceremos la autoría. Insistimos en que deben ser personajes completamente ORIGINALES, no un nuevo Lobezno o el 21.342.342.312 Spiderman. Os damos las gracias por adelantado por vuestra aportación. Podéis contactar con nosotros a través de nuestro correo newgenerationsblog@gmail.com y con cada uno de nosotros individualmente a través de los correos que ponen en nuestros perfiles de blogger que tenéis en la columna de la derecha.

Lo último a remarcar es que NADA se publica en este blog sin estar revisado y dado el visto bueno por los tres miembros del mismo y que trabajamos siempre conjuntamente.

Pues ya estáis avisados y prevenidos de lo que viene, amigos nuestros. Sólo esperamos que seáis participativos y comentéis diciéndonos tanto lo que os gusta como lo que no de nuestras historias de manera que podamos adecuarlas a nuestros receptores. 

Muchas gracias a todos, Verdaderos Creyentes. Esperamos que os guste.

Un loco Más, Flomonork e Ingram Street...



P.D.: Aquí os dejamos la ficha a rellenar si queréis enviarnos personajes. Tenéis que rellenar todos los elementos que os indicamos.

Nombre: (Nombre real)
Seudónimo: (Nombre de héroe o villano)
Rasgos físicos: (Pelo, altura, complexión, color de ojos...)
Poderes: (Pues eso, poderes)
Personalidad: (Alegre, simpatico, huraño, desagradable... con detalle. Y si serán héroes o villanos)
Pasado: (Trasfondo, origen de los poderes)