13 jul 2016

New Generations #008. Renovaciones.

No hay un mejor despertador para el fin de semana que las ovaciones y los gritos de terror de los estudiantes entrando en la habitación a través del enorme agujero que, hacía apenas cinco minutos, era una pared.
Eso, si no tenías en cuenta los disparos de energía del hombre de la armadura, y los rugidos de ira y dolor de la gran mole verde.
En efecto, damas y caballeros, ese sábado, el despertador personal de Zane Cross fue una batalla campal en los jardines del campus entre Iron Man y Doc Green. Todo un espectáculo digno de admirar, si no fuesen las ocho de la mañana y el pobre chaval no se estuviera muriendo de sueño.
Zane se giró perezosamente para echarle un ojo a la habitación. Parecía que "deditos chispeantes", como a él le gustaba llamar a su compañero de habitación cuando no le oía, ya se había levantado. Probablemente estaría abajo, viendo la pelea con el resto del cuerpo estudiantil.
Como era fin de semana, no estaban obligados a ponerse los uniformes característicos de la escuela: lo típico, pantalones negros, camisa blanca, y jersey azul marino con el escudo de la Academia Tony Stark bordado en el pecho. Lo único realmente apreciado del uniforme por el alumnado (y solo por alguno de los chicos) eran las faldas del sector femenino, cuya escasa longitud era, obviamente, cortesía del fundador. Zane no estaba particularmente interesado ni siquiera en eso.
Como le daba pereza cambiarse, y no tenía otra cosa a parte del horrible uniforme, dos pares de calzoncillos, y el pantalón de chándal que usaba para dormir, proyectó a su alrededor la ilusión de unos vaqueros y una camiseta negra, y salió de la habitación. No le protegería del frío, pero al menos nadie se daría cuenta de que iba semidesnudo.
Salió del edificio de habitaciones a paso calmado, esquivando por los pelos un fragmento de columna que fue arrojado en su dirección.

—Vaya, eso fue peligroso —comentó en voz alta, a pesar de que no había nadie escuchándole.

El joven siguió caminando sin prisa alguna, en busca de alguien que pudiera explicarle por qué el director y el fundador de su instituto estaban librando una batalla campal. Tras un par de decenas de minutos, encontró por fin a una persona que no estaba ni contemplando emocionado la batalla, ni huyendo de ella.
El chico en cuestión estaba sentado pacientemente en un banco del campus, leyendo un libro. Zane no pudo evitar ojear la portada. "Las Mil y Una Noches", rezaba el título.

—Debe ser un libro muy interesante, para que te llame más la atención que el espectáculo que está viendo todo el mundo.

—Tú tampoco pareces muy interesado en esa pelea —la voz del joven era aniñada, casi angelical—. ¿Quieres algo?

—Saber por qué hay un hombre con armadura y un gorila verde radioactivo intentando matarse en el patio de un instituto, para empezar.

–¿No lo sabes? —el chico cerró el libro y se puso en pie de un salto.

Era bajito, muy bajito, y parecía más un niño pequeño que un adolescente. Llevaba el pelo muy largo y negro, con destellos azulados tan prominentes que a veces parecía tener una melena totalmente celeste, aunque estaba recogido en una trenza que llegaba casi hasta el final de su espalda. Sus ojos, de un color púrpura intenso, se clavaron en los de Zane. Bien mirado, resultaba imposible adivinar si era un chico o una chica, e incluso descifrar cuál era su edad real.

—Mi nombre es Percival Xerxes —continuó hablando. Al menos ahora quedaba claro que era un chico—, pero puedes llamarme Percy. Verás, el director Banner se ha enfadado con el señor Stark por haber puesto a alumnos de la Academia en peligro mortal, así que le insistió en que abandonara la escuela para siempre.

—Pero la escuela pertenece al señor Stark, ¿no? —cuestionó Zane— No pueden sacarle de aquí tan fácilmente.

—Ese es el principal inconveniente. El señor Stark se ha negado a abandonar su escuela, y ponerle una demanda sería un proceso demasiado lento. Por tanto, el director ha optado por sacarle a la fuerza.

—Y por eso se ha vuelto grande y verde.

—Exacto.

—Interesante cuanto menos. Oye, Percy, ¿no crees que aquí corremos peligro de que nos alcance un láser, un misil, una roca voladora, o un "¡Hulk aplasta!"?

—Mis poderes me hacen invulnerable a cualquier tipo de daño. Es como una especie de escudo mágico que me protege. Así que no, no corro peligro alguno. No obstante, no puedo decir lo mismo de ti.

—Ah, no, tranquilo. Estaré bien —Zane no estaba dispuesto a contarle al chico la extraña naturaleza de sus habilidades, pero como no preguntó, pues tampoco hizo falta —. Entonces... ¿Nos sentamos a disfrutar del espectáculo?

—Claro, ¿por qué no?

T'Challa contemplaba con tranquilidad la batalla campal entre sus dos compañeros. Doc Green parecía llevar toda la delantera, pero Stark era inteligente y cauteloso, y poco a poco le iba comiendo terreno. Así a ojo, podía decirse que el 20,17% del campus ya estaba totalmente destruido, y al rededor del 75,32% había sufrido daños. Eso solo dejaba un 4,51% de suelo seguro donde dejar a los alumnos.

—Alteza, deberíamos llevar a los estudiantes fuera del campus —señaló por sexta vez la criatura azul humanoide a su lado.

—Tranquilo, doctor McCoy, todo saldrá bien. A menos que sea Tony quien salga airoso de este duelo, claro. En ese caso, comience a preocuparse.

—¿¡Quién te crees que eres, Stark!? —bramó la versión más fuerte y enfadada de Doc Green— ¿Te crees un dios, eh?

—Casi —respondió Iron Man–. Soy científico.

Como respuesta, la masa verde se limitó a rugir.
Los golpes y disparos continuaron. Tony trató de golpear la parte de atrás de las rodillas de Banner con sus repulsores, pero la potencia de sus láseres fue insuficiente para atravesar la gruesa piel del Destructor de Mundos.

—¡No puedes vencerme, Stark! ¡Ríndete y abandona la escuela!

—¿Estás seguro, Bruce?

La máscara de la armadura se cerró, y sus ojos pasaron de un brillo azul a uno rojo. Una masa de metal líquido llegó volando y se fundió con la armadura, haciendo que el tamaño de esta se multiplicara hasta duplicar el de Doc Green.

—¿Cómo llamas a eso? ¿Hulkbuster Superior? —preguntó sarcásticamente el gigante verde.

—¿Qué te parece "Hulk Hunter"?

La armadura liberó varias decenas de misiles teledirigidos, que cortaron el aire persiguiendo a Banner. La criatura gamma aterrizó, causando una enorme brecha en el suelo. Dio un pisotón para levantar parte del pavimento, y se protegió con él de gran parte de los misiles. Saltó, agarró dos de los cinco restantes con cada mano, y los redirigió a base de fuerza bruta para que chocaran con otros dos. El que quedó fue agarrado también, y relanzado en dirección a Tony. Sin embargo, el multimillonario lo destruyó con los repulsores sin mayor complicación.

—¡No me lo pongas más difícil, Bruce! Por cierto, ¿qué te parece "Stark's Hulk Hunter"? Todo suena mejor si incluyes la palabra Stark en el nombre.

El director calló sobre un árbol, hundiéndolo en la tierra.

—¿¡Y qué te parece a ti si te callas de una vez!? —bramó Doc Green.

Sin pensarlo, el gigante verde saltó sobre un edificio. Stark se lanzó hacia él surcando el cielo.

—Lo siento, Tony, pero ya me he cansado.
Sin pensárselo dos veces, Bruce dio una fuerte palmada, enviando fuertes ondas de sonido en dirección al ingeniero.

—¿Crees que con eso es suficiente para vencerme?

Las ondas de sonido liberadas por la palmada no hicieron efecto sobre la armadura simbiótica. Tony rió para sus adentros. Sin embargo, Doc Green dio una segunda palmada. Y una tercera. Y continuó golpeando sus manos fuertemente. Rocas, arbustos, árboles y trozos de suelo salían disparados por las ondas producidas. Poco a poco, la armadura de Iron Man comenzó a separarse de su cuerpo poco a poco.

—¿Qué? Me aseguré de que la Mark 51 no tuviera ninguna de las debilidades del simbionte original.

—La frecuencia de mis ondas de choque es demasiado alta, Stark. Y si las envío constantemente...

Hulk comenzó a dar palmas con más y más fuerza y velocidad. Continuó así, hasta que la armadura abandonó totalmente a Tony. El ex filántropo cayó, desarmado, al suelo, pero fue atrapado rápidamente por Doc Green, que lo depositó en tierra suavemente.
T'Challa y Bestia se acercaron a los contendientes.

—Se ha acabado, Stark. No más Academia para ti. Espero que, al menos, reflexiones sobre lo que has hecho.

—Vaya, esa frase es muy de profesor, Alteza, ¿ya os habéis acostumbrado a vuestra nueva vida? —se mofó el CEO.

—Deberías tratarme con más respeto, Stark. Voy a comprarte la escuela.

—No está en venta —rió Tony con socarronería.

—Arriesgar la seguridad de diez menores, una de las cuales está bajo tu tutoría legal. Estafa, implantación de tecnología de dudosa legalidad en un recinto escolar... Creo que son motivos suficientes para una denuncia. ¿10, 15 años de prisión, tal vez? —mencionó Hank.

—Tú decides, Tony —planteó el rey wakandiano —. ¿La escuela, o la cárcel?


—Hace mucho que no se les ve, ¿no? ¿Habrán terminado ya?

Amanda se encogió de hombros. Realmente no tenía ganas de comentar la batalla entre el director y el señor Stark.

—Mick... No hace falta que te quedes conmigo, de verdad... Estaré bien.

El rubio parecía no saber qué responder.

—Es obvio que no estás bien. A-además, Aline está ocupada, así que no puede quedarse contigo hoy...

—¡No necesito a alguien vigilándome todo el día! —chilló la chica. Al ver que su compañero agachaba la cabeza, se sintió fatal —. Mira, Mick, últimamente está yendo todo fatal... Entro en este instituto y ya me hacen pelar, casi os mato a todos, y encima mi padre me traiciona... No puedo evitar estar así, lo siento.

El joven permaneció en silencio durante varios segundos.

—Esto...—dudó por un momento más— ¿Necesitas un abrazo?

Amanda sonrió tímidamente.

—Por favor.

Mick se acercó un poco a la chica y, tímidamente, le rodeó la espalda con un brazo. Ella apoyó la cabeza sobre el hombro del joven, y dejó que las lágrimas cayeran.
Se sentía un monstruo, su poder era incontrolable sin la ayuda del señor Stark, y podía hacer daño a la gente que apreciaba. Acababa de hacer amigos, e iba a perderlos porque era peligrosa. Ya nadie se acercaría a ella, y estaría sola otra vez.

—A mí no me puedes hacer daño... —murmuró Mick en voz muy baja.

—¿Qué? —la chica, sorprendida por el comentario, detuvo sus sollozos.

—Mi cuerpo es de agua... Los ataques me atraviesan si no quiero que me toquen, y en ese estado no siento dolor. Aunque te descontroles, no puedes hacerme nada, así que estaré ahí para protegerte...

Amanda sintió como la temperatura de su rostro aumentaba levemente. Era la primera que alguien, a parte de Iron Man, le decía algo así. Sintió que las lágrimas volvían a surgir, así que hundió la cara en el pecho del chico.
Se sintió culpable por mojarle la camiseta con sus lágrimas, pero aún así necesitaba llorar. Se aferró a él con toda su fuerza, y por un momento temió hacerle daño con sus brazos metálicos, pero no escuchó de él ningún tipo de queja o gemido. Sentía el corazón de Mick latir apresuradamente en su rostro, y eso, en cierto modo, la confortó.

—¡Ten cuidado, Morgan, igual te explota en la cara!

Amanda se separó rápidamente, avergonzada, al escuchar la voz. Sin embargo, cuando procesó el contenido de la frase, la vergüenza se tornó pena.
El dueño de la voz era el cretino de Chris Murray, acompañado de todos sus amiguitos. Notó que Mick temblaba un poco.

"¿Le dan miedo?"

Era obvio que sí. Sin embargo, el chico se puso en pie y se interpuso entre los abusones y ella.

—De... ¡Déjala en paz, Murray!

—¡Vaya, si se pone gallito! —rió Alan, que estaba a su lado— ¿Quieres pelear, Morgan?

—No te pongas chulo, Mesiah, que ya te ganó una vez —le reprendió la única chica del grupo, una joven guapísima de pelo color caoba. O eso fue al principio, porque tras dirigir su vista a Amanda, si cabello pasó a ser verde —. Bueno, bueno, pequeña bomba, ¿qué te parece si charlamos un rato?

—¿Cómo...? —la rubia no acabó de procesar el insulto de la otra chica, y ella ya había empezado su monólogo.

—Verás, Amanda... Porque te llamas Amanda, ¿no? Bueno, da igual. Me pareces una chica muy agradable, y todo eso, pero el tema es que, bueno, soy de piel sensible y preferiría no ir a clase con una supernova. Lo entiendes, ¿verdad?

—Pero yo...

—Sí, sí, sé que la Academia garantiza nuestra seguridad, y eso, y que tú también estás aquí por un motivo, pero, seamos sinceros, nadie está seguro contigo por aquí.

La veracidad de esas palabras le dolió. Era cierto, mientras estuviera en la escuela era un peligro para todo el mundo. Lo mejor era que de marchase.
Notó cómo Mick se ponía de pie. Se dio cuenta de que el cuerpo del chico temblaba. ¿Miedo? ¿Rabia? Amanda no supo descifrarlo.

"No, no es eso." Pensó al ver que el chico no solo temblaba, sino que literalmente estaba produciendo ondas. "Se está transformando..."

Se fijó en cómo el agua brotaba lentamente de la parte baja de sus pantalones. Iba a enfrentarse a ellos, y Amanda lo sabía.
Lo que no sabía era cómo detenerle, y evitar más problemas.

—¿¡Qué estáis haciendo!?

La voz, femenina, provenía de detrás de los matones.

—Aline...

—¿¡Qué le estáis haciendo a mi mejor amiga!?

La joven pecosa saltó a defender a su amiga.

—¡Aline! —le gritó Amanda preocupada— ¿Qué crees que estás haciendo? ¡No puedes con ellos!

—¡Eso está por ver!

Alan y Chris comenzaron a reírse a carcajadas.

—El pringado del agua y la chica gritona quieres pelearse con nosotros. ¿Qué opinas, Chris?

—Que igual hay que ponerles en su sitio —sonrió Murray.

—Chicos... —musitó Amanda.

Chris dejó salir sus hachas, y Alan se mordió un dedo hasta hacerlo sangrar.
Los cuatro parecían dispuestos a pelear, pero, cuando estaban a punto de lanzarse unos contra otros, una sombra negra apareció en medio de ellos.

—No hay tiempo para peleas, chicos, reuníos todos en el salón de actos.

—Señor T'Challa, ¿qué ocurre? —preguntó la chica de pelo verde.

—Os lo contaremos allí. Ah, y vosotros cuatro —dijo señalando a Mick, Chris, Aline y Alan—, vais a ir a hablar con el director Banner después.


EPÍLOGO

—¿Ves a tus amigos? —preguntó Percy a Zane.

—Pues no... Pero ya los veré después; sentémonos por aquí.

Ambos jóvenes tomaron lugar en las cómodas butacas del salón de actos. A los pocos minutos, el director, acompañado de todo el profesorado, apareció en el escenario.

—Queridos alumnos y alumnas: estoy aquí para informarles de que, a partir de hoy, se van a dar numerosos cambios en la organización de nuestro centro. Empezando con el despido de Anthony J. Stark como presidente del AMPA y miembro de la junta directiva. La entrada de Iron Man al recinto escolar está terminantemente prohibida a partir de ahora. Intentaremos compensar todo el daño estructural y moral producido por su estancia aquí... Queridos estudiantes: os doy nuevamente la bienvenida a la ahora Academia Robert Reynolds para jóvenes superhumanos.